La vecinita negra se deja follar por muy poco dinero
Mudarse a un lugar donde hay gente muy pobre y donde cualquier tontería como un cigarrillo, toma un valor absurdo, fue lo mejor que pudo hacer. Parece que es un secreto lo fácil que lo tienen los pobres, sobre todo porque las putas pueden follar hasta por comida. Seguramente no quieren que los demás se enteren porque entonces ya los ricos querrán terminar en la pobreza extrema. Este tío es uno de los privilegiados, ya que la vecinita negra se deja follar por muy poco dinero y él se pudo dar gusto metiéndole la polla dentro del coño a la culona por menos de lo que cuesta una gaseosa.