Oh cariño, sigue lamiendo, que me voy a correr otra vez
A veces comerle el coño a mi novia es un ejercicio agotador, a punto de hacerme caer la lengua. No niego que me encante el sabor de su concha, son dulces y ácidos a la vez, un manjar exquisito. Pero es que la cerda es multiorgásmica, y no me deja parar hasta que no se ha corrido mínimo diez veces. Así que ahí me tiene minuto tras minuto en plan aspersor con mi lengua y aspirador con mis labios, intentando que mis cunnilingus no pierdan potencia. Y ella me corresponden con sus buenos jugos vaginales, mi bebida favorita sin ninguna duda.