Ven, vecino, te esperaba para que me follaras…
A través de las finas paredes de este motel, la chica rubia ha escuchado cómo el cliente de la habitación de al lado se pajeaba viendo videos porno. Eso la ha puesto muy cachonda, y aunque se ha masturbado, no se ha quedado conforme. Entonces se le ocurrió dejar su puerta entreabierta, para que cuando el vecino saliera, la viera meterse los dedos en el coño, demostrándole lo caliente que estaba. Su plan salió a la perfección, aunque no imaginaba que el tío era una bestia sexual. Le pegó tal polvo que se llevó una semana casi sin poder moverse; pero joder, cómo se corrieron los dos…