Pasajera hace que el capitán del yate le de cremita
Este capitán estaba muy acostumbrado a los caprichos de las pijas que alquilaban su yate para disfrutar de un día de navegación. Y, al ver subir al barco a esta rubia preciosa, pensó que no le importaría que tuviera mil y un caprichos, porque con gusto se los cumpliría todos. Parece que el universo lo escuchó, porque en un momento dado, cuando su novio se echaba una siesta, ella le pidió que le untara crema bronceadora por la espalda. Por su mirada lujuriosa él supo que esta zorra seguramente quería otra cosa, pero se hizo el tonto y accedió a su petición. Cuando le echaba spray en las tetas, ella le bajó los pantalones y se comió su polla, parece que ya estaba bastante protegida. Ahora lo que quería era una follada bajo el sol en medio del mar; y el capitán, pues eso, estaba allí para cumplir todos sus deseos.